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“La industria más sensible”

Ahora es el coronavirus, y por lo que parece viene fuerte, el impacto económico que se vislumbra es muy grande, casi casi como una guerra. La actividad económica se detiene y hay que sacar a relucir todos los trucos buenos y malos para subsistir. Para explicarlo voy a separar la industria que vive del turismo y la que vive de los locales para que me entiendan con claridad.

El turismo se mueve de acuerdo a los flujos de visitantes a nuestro país, mientras más, más aumentan los servicios, números de cuartos, restaurantes y actividades relacionadas. La mayoría explota los recursos a más no poder, realiza campañas a diestra y siniestra y se vuelven casi exclusivos para foráneos. Si la actividad baja, cierran unidades, despiden trabajadores, cambian de lugar, etc. Son contados los casos que protegen el medio ambiente, utiliza recursos locales o contrata para puestos operativos importantes agente de la zona o buenos sueldos por mencionar algunos. Es la nueva forma de explotación laboral.

Del otro lado están los restaurantes y hoteles locales y con esto me refiero a aquellos que utilizan materia primas locales, gente local pagan sueldos al nivel, lugares que cada vez más se ponen de moda. El daño es diferente para cada uno, los primeros tienen acceso a créditos financiamiento, apoyo de sindicatos. Pagan impuestos, iva, seguro social, operan en base a estándares y pues están más estructurados.

La industria local carece de infraestructura, buenos métodos de higiene y control de costos, buena prácticas laborales. Sin lugar a dudas serán los más afectados.

Porque ? la gente prefiere ir a estos grandes restaurantes en vez de los tradicionales, bueno la respuesta es muy simple “percepción”, que también aplica para nuestra industria local. Yo también he ido, pero también visito los locales y sin lugar a dudas las diferencias son notables. Debemos proteger a la industria local, mover la balanza hacia una lado. Es decir enfocar políticas públicas hacia este sector y dejar de salir en la foto con los grandes empresarios. La competencia claramente es desleal y es menester equilibrarla y no copiar el caso de la ciudad de Puebla con su hermoso mercado principal de antaño convertido en una plaza comercial que vende ropa made in china.

Esta será una gran prueba para los empresarios y para políticos. En un afán de protagonismo cierran espacios y restringen desplazamiento, sin embargo durante muchos años olvidaron la higiene pública . Yo estaría a favor de establecer un cerco de salud, establecer unidades de control en todos los accesos a la ciudad. Antes se construían murallas, ahora deben ver más virtuales que nada. Lavar las calles, los mercados, establecer con claridad medidas de higiene pública. El apelativo de ciudad blanca se refería a color de la población no al de sus paredes, hoy deberíamos ser verdaderamente una ciudad blanca, literal.

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